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miércoles, 17 de noviembre de 2010

CASI POEMAS (3) AÑORANZA DE UN CUERPO

He atrapado al vuelo el pájaro de fuego.
Lo he desplumado poco a poco,
llamarada a llamarada.
He acabado yo reducido a cenizas.


* * *

Soy cuerpo hambriento de caricias.
Tocadme, besadme, lamedme, sobadme.
Frágil esquife perdido a la deriva.
Mordedme, arañadme, rompedme, violadme.
Curvas sin dueño, torrente sin vía.
Cogedme, domadme, desgastadme, atrapadme.
Huérfana piel de deseo sin medida.
Rozadme,
sentidme,
queredme,
abrazadme.


* * *


Quiero ser sólo carne,
sensaciones primarias y placenteras,
barro que moldear con las manos,
soplo, aliento vital,
enredaderas creciendo entre los cuerpos,
abrazo apasionado y sudoroso,
mirada y verbo encerrado en ella.
Se me han rebelado las palabras,
el pensamiento me ha hecho preso

* * *

Atreverse a sentir. El riesgo amar.
Hacer de las entrañas, de ternura
volcán inacabable, ligadura
de soledades
Atreverse a soñar

* * *

Cuatro es el número.
Cuatro es el número que aporta sentido a dos.
Cuatro es el número que aporta luz a la biografía.
Cuatro es la crónica de un sueño.
Cuatro, descosiendo nevadas.

* * *

Sobre el pasado construiremos avenidas de futuro,
sobre las lágrimas vertidas un océano de sueños y de vida,
sobre los rostros ausentes unos genes de memoria subversiva,
sobre las heridas abiertas mil enredaderas de abrazos y caricias,
sobre el dilema del olvido un tapiz de recuerdos que germinan,
sobre el dolor de la existencia pariremos ternura, vida, vida.

* * *


Quiero convertirme en tu alumno, que tú seas mi maestra,
que me adentres de la mano en los secretos de tu memoria,
que me expliques con detalle cada suceso de tu pasado,
que me enseñes sin pudor cada milímetro de tu cuerpo,
que me inicies en los saberes necesarios para ser tu cómplice,
en los valores que tú exiges para ser tu confidente,
en las virtudes que necesitas para ser tu compañero,
y, después, que me hagas repetir una y otra vez, este curso maravilloso.


* * *

Soy un hedonista que no ejerce,
arquitecto del placer viviendo a la intemperie,
fugaz sombra de los sentidos,
reo de la razón,
exiliado en los sueños,
patrón de un barco a la deriva de todas las marejadas,
muerto deseando vivir,
vivo deseando morir.

* * *

Pensaba entrar en una fortaleza
y sólo era un castillo de naipes.
Se vino abajo en cuanto mi deseo sopló sobre él.
Quedaron todas mis miserias al descubierto.

* * *

EL DERROTADO

Sentado cómodamente en mi sillón de derrotado,
con mi discurso de derrotado,
con mi agrio gesto de derrotado,
con la escondida satisfacción del derrotado,
sólo me queda pedir perdón a las víctimas de mi felicidad.

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