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viernes, 27 de mayo de 2011

EN CLAVE NACIONAL


La misma cantinela de todas las ocasiones, la incapacidad para sacar consecuencias de unos resultados electorales. El PP, endiosado por sus cifras, considera que no debe hacer autocrítica, y no le falta razón: no se siente identificado ni interpelado por el movimiento 15-M y sus votantes disculpan y refuerzan comportamientos prepotentes e incluso, corruptos; aceptan e incorporan sus mentiras y exageraciones, transigen con su falta de programa, con sus silencios a la hora de plantear propuestas concretas y han entrado perfectamente en su juego de insultos y descalificaciones. ¿Qué más puede pedir? Quizás ética, pero esta no se presentaba a las elecciones.

IU corre el peligro, con su modesta subida, de pensar que lo ha hecho bien y se equivocaría. Se ha visto beneficiada de un movimiento ciudadano de última hora, imprevisible y que le ha aportado los votos suficientes para superar esas décimas que en otras ocasiones le han excluido de la representación. Sin embargo es la historia de siempre, son fuerzas exógenas las que le llevan a una posición u otra, y lo que hoy se le da mañana se le quita y parece que ella es incapaz de controlar esa dinámica. ¿Es válida una fuerza política expuesta permanentemente a esa lotería?

El PSOE parece que debiera ser el partido que más seriamente debería hacer su autocrítica, pero, al menos en lo cercano, no lo parece. La respuesta oficial general parece ser la misma, el electorado ha votado en clave nacional y no ha tenido en cuenta la labor realizada durante estos años. Traducida esta contestación viene a decir: nosotros lo hemos hecho bien y el resultado hubiera sido otro si no hubiera sido por Zapatero. La respuesta señala con el dedo, sin nombrarlo, al presidente del Gobierno. La vieja estrategia humana, la exculpación y la búsqueda de un chivo expiatorio. Pero esta respuesta genera una incógnita: ¿Qué ha pasado en aquellos Ayuntamientos en los que el PSOE ha revalidado su victoria? ¿A qué se ha debido?

Aceptando el peso del análisis nacional es necesario preguntarse por qué no se ha logrado contrarrestarlo:

Quizás porque el electorado no ha percibido grandes diferencias entre uno y otro PSOE.

Quizás porque en las formas, e incluso en los fondos no se han diferenciado en gran cosa de los del PP.

Quizás porque a la hora de conformar las listas y cubrir puestos en la Administración se ha primado la fidelidad, aun a riesgo de la mediocridad, en perjuicio de un pensamiento propio y crítico, aunque fuera acompañado de capacitación y brillantez.

Quizás porque el discurso autonómico ha buscado el nicho electoral de la derecha y qué mejor para hacer política de (centro) derecha que la propia derecha.

Quizás porque el partido vive, igual que todos, del electoralismo y ha olvidado su presencia desinteresada y activa en las movilizaciones de la sociedad civil.

Quizás porque esa sociedad civil, ante la cual un partido no debería verse enfrentado sino formando parte de ella, percibe a todos los políticos, también a los del PSOE, como formando parte de una casta ajena a la misma. O nada se ha hecho o nada se ha conseguido trasladar a la opinión pública para que esta establezca diferencias.

Quizás porque se ha presentado un discurso plano, que no ha sido capaz de ilusionar. Quizás porque un discurso no se construye en dos días para una campaña electoral sino que se trabaja diariamente, durante toda una legislatura.

Quizás porque de la misma manera que ahora se busca la exculpación con el pretexto de la clave nacional, es en esta en la que se confía siempre para que arrastre hacia la victoria. Se vive de lo exógeno y se descuida lo endógeno.

Quizás porque los partidos, también el PSOE, se encuentran cada vez más alejados de la realidad y a veces les sorprenden acontecimientos como las movilizaciones del 15-M, y se encuentran, por su rigidez estructural, incapacitados para darles respuesta.

Quizás porque no es descabellado hablar de refundación aunque esto, necesariamente suponga replanteamiento de ideas y objetivos, y lo más complicado, sustitución de personas. No es malo, sino al contrario, que mucha gente se incorpore a sus puestos de trabajo dejando vía libre a otras. Hay demasiados compromisos que impiden llevar a cabo una gestión adecuada. Estos resultados dan la ocasión para ello. Aprovéchense.

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