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viernes, 29 de enero de 2016

SOY DISCAPACITADO PERO SIGO SIENDO ÚTIL



Leo cada vez más a menudo el término ” diversidad funcional” y la verdad es que no consigo encontrar el sentido de ese eufemismo. Diversos funcionales somos todos pero señalar a un grupo como tales no deja de ser una manera de indicar tu condición de diferentes funcionales un circunloquio para intentar disimular el hecho de ser discapacitados.
Yo soy discapacitado, qué otra manera puede haber para señalar el hecho de que no puedo valerme por mi mismo en muchas de las situaciones habituales.
No puedo mover las piernas, es decir, carezco de la capacidad de andar.
Soy incapaz de vestirme, necesito la ayuda de otra persona para que lo haga. Carezco de esa capacidad.
Soy incapaz de asearme por mí mismo, necesito a alguien que lo haga por mi. Carezco de esa capacidad.
No puedo transferirme por mi mismo de un lugar a otro. Necesito a alguien que me ayude a hacerlo. No tengo esa capacidad.
Mis manos son cada vez más inútiles, especialmente la derecha, no puedo escribir, no puedo usar mis dedos para funciones cada vez más habituales, necesito que alguien me ayude para comer, carezco de la fuerza en mis brazos que me pueda ayudar para determinados movimientos. Es algo absolutamente normal decir que mis brazos y mis manos son incapaces de hacer todo eso.
Necesito ayuda para poder realizar otras funciones fisiológicas diarias o habituales, soy incapaz de ello.
¿A quien engaño llamándome diverso funcional? ¿En que me puedo sentir insultado si alguien me llama discapacitado?
Es precisamente esa discapacidad la que yo quiero señalar para llamar la atención sobre la difícil accesibilidad que me rodea, para intentar llegar al interior de los otros para que esa accesibilidad se mejore y la sociedad ayude y busque la integración de los discapacitados.
Sí, soy discapacitado, buena parte de mi cuerpo es inútil lo que no quiere decir que mi inutilidad sea completa. Eso es otra cosa, puedo seguir siendo útil pero mi nueva situación cambia esa utilidad, me veo forzado al cambio y ese cambio puede llevarme a mejoras que me hagan agradecer de alguna manera esa nueva situación. Puedo ser útil, hay personas que aun sabiendo la condición en que me encuentro creen que mi presencia les ayuda, que mis palabras les reconfortan. He cambiado mi mirada y descubro que esa mirada no sólo me es útil a mí sino que es útil a otros, que las dificultades con las que uno se encuentra en la vida son múltiples y que necesitamos ser zarandeados por ella para descubrir lo que nos estamos perdiendo o lo que nos hemos perdido, para entender la manera en cómo podemos ayudar o para dolernos al descubrir como podríamos haber ayudado y no lo hicimos.
Soy discapacitado pero puedo seguir siendo útil a esta sociedad, cuestión distinta es que esta sociedad no lo entienda así ahí es cuando uno comprende que dentro de esa diversidad funcional no todo está igualmente valorado, que hay valores y habilidades que no son tenidos en cuenta y que a menudo son directamente despreciadas y que hay capacidades más allá de lo físico. Todo esto pone el acento en la escala de valores que rige en la sociedad. Reconocer mis capacidades, a menudo desaprovechadas (desaprovechadas por mi mismo, antes y ahora) no me puede llevar a negar lo evidente, mi discapacidad física, como sería mi discapacidad psíquica si así lo fuera. El concepto de diversidad funcional parece una manera de avergonzarse de la situación en la que uno se encuentra y buscar la manera de disimularla.
Soy discapacitado, sí, pero puedo seguir siendo útil.

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